Este artículo está enfocado para los matrimonios que aspiran a ser una sola carne, a formar un nosotros. Escrito para los que se consideran cristianos, es aplicable a todo matrimonio. La separación de los bienes generados en el matrimonio es un serio obstáculo para formar un nosotros, pues se hace patente que las posesiones materiales son más importantes que las personas.
En el cristianismo son continuas las referencias a considerar el matrimonio como una sola carne.
Ya desde el Génesis vemos que:
Gén 2:23 Entonces dijo el hombre. -Ésta sí es hueso de mis huesos, y carne de mi carne. […]
Gén 2:24 Por eso, dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán una sola carne.
También en Mar. 10:7 y 10:8
Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne”. De modo que ya no son dos, sino una sola carne.
Es decir se busca la unión máxima entre los dos esposos, establecer un yo, un tú y un nosotros. Carne de mi carne. Somos un nosotros. ¿mi cuerpo se puede separar, desmembrar? ¿cómo voy a no atender ni considerar a un miembro de mi cuerpo si ese miembro soy yo? ¿Cómo no voy a atender a mi cónyuge si es parte de mí?
¿Qué hay detrás de una separación de bienes en el matrimonio?
Mis bienes me importan más que tú. ¿Horrible? Posiblemente.
Si mis bienes son más importantes para mí que tú ¿podremos llegar a formar un nosotros?
La vida real: ejemplos
Fracaso matrimonial acentuado
Actualmente gran número de matrimonios fracasa, con el consiguiente sufrimiento y costes de todo tipo —materiales y espirituales para los esposos y el entorno familiar, especialmente hijos si los hubiere.
Parece entonces humano y lógico el blindarse frente a estas situaciones. Y especialmente en las de orden económico ¿es así como se dice?. Parece entonces que es ¿bueno? establecer una diferencia entre lo mío y lo tuyo.
Ahora mi pregunta ¿puede esta “sensatez” estar contribuyendo a que no podamos llegar a ser una sola carne, a formar un nosotros?
Cuando uno gana más que el otro
Supongamos que uno de los esposos, por su trabajo tiene unos ingresos de 3.000,00 mensuales. Supongamos que el otro tiene por ejemplo 800,00 ó supongamos que no obtiene ingresos porque está dedicado a las tareas del hogar. El que ingresa 3.000,00 ¿por qué ha de compartirlos con el otro que solo aporta 800,00 o “nada” en metálico? Este planteamiento es muy frecuente. Y luego quieren que su matrimonio funcione. Cuando hay que gastar en algo, el que gana 3.000,00 es el que quiere disponer, porque para eso los ha ganado él.
Este planteamiento está presente en bastantes padres que “defienden” los intereses de su niño de su niña y aconsejan o determinan la actuación de sus hijos en este sentido. Me viene a la mente los consejos de un padre católico, apostólico, romano (misa y comunión diaria)y no sé que cosas más. Su hija tenía unos ingresos mensuales brutos de aproximadamente 3.500,00 euros. No sería justo que los compartiera con los miserables 890,00 de su futuro marido.
Marido con profesión liberal y bienes particulares anteriores a su matrimonio
Marido ejemplar. Profesional liberal. Gana mucho. La mujer opta por ser ama de casa; se dedica a la crianza de los hijos. Gestiona la casa, cocina, lava, limpia, el marido siempre bien arregladito, aporta a la casa lo suficiente para atender los gastos de la familia y los consumos de la unidad familiar ¿se dice así?. Luego, con el exceso que tiene de “unidades monetarias” junta un poquito y adquiere un inmueble. Lógicamente las escrituras son a su nombre, porque para eso es su dinero. ¿Y con la mujer qué pasa?¿Qué pasa con esa que al casarse le dijo “eres carne de mi carne”? ¿Hay justicia en el tiempo que la mujer se ocupa de la casa, de la gestión de la casa, del cuidado y crianza de los hijos y de tantas y tantas otras cosas?
Divorcio. Liquidación de bienes gananciales.
Matrimonio. Divorcio. Liquidación de los bienes en gananciales durante el matrimonio. Mujer se ha dedicado al cuidado de la casa y a la crianza de los hijos. El marido comenta que es injusto que ahora tenga que repartir sus bienes con la esposa, que el único que ha “trabajado” ha sido él. Evidentemente este matrimonio nunca fue carne de mi carne. Los bienes privativos, como privativos que son, de cada uno, por supuesto que bajo ningún concepto puede contemplarse cuando se producen estas situaciones. Siempre que hablo de separación de bienes, me refiero a los bienes que se generan cuando se está casado.
Los estafadores listos
Algunos son más sutiles. Dicen que tienen una profesión o una actividad que supone un riesgo para el patrimonio familiar. Estos tienen también una buena catadura moral. Subyace que, bajo este pretexto, si causa un perjuicio a un tercero y lo tienen que indemnizar por ese daño que han causado, quieren con esta maniobra evitar su responsabilidad. Pues señores que son muy listos, sepan también que existen las compañías de seguros para estas cuestiones.
Mi conclusión
Evidentemente solo para mí, es que si quiero llegar a ser una sola carne con mi mujer, no cabe entre nosotros la separación de bienes. En el matrimonio no se contempla la cantidad que aporta el uno o el otro, puesto que eso es simplemente el nosotros. No existe lo mío o lo tuyo. Existe lo nuestro.