Que una relación funcione o no funcione es una responsabilidad compartida de la pareja. El matrimonio es una sociedad de responsabilidad compartida. Pero no pensamos así. Pensamos siempre que quién debe cambiar es el otro. Quién así piensa desconoce cómo funciona el mundo de la pareja.
El deseo de que una de las partes cambie, a menudo se expresa con un reproche unas veces suave y otras no tanto («No está bien lo que haces») y la negativa del otro a aceder al cambio («No puedo cambiar. Tienes que aceptarme como soy») se expresa en una situación espantosa y dolorosa en la que caen con frecuencia muchas parejas y de la que luego no pueden salir.
La situación es que cada vez que se toca el tema saltan chispas, o bien, los dos se callan y se resignan, sin que el uno abandone la actitud de reproche, y el otro la actitud de oposición al cambio, lo cual envenena el ambiente aunque no se pronuncie ni una palabra más
Quiero que mi pareja cambie. ¿Es posible?
Para resolver una dificultad o problema, lo primero a considerar es en qué consiste esa dificultad o problema. Con frecuencia basta que empecemos a hacernos preguntas. Al mismo tiempo que nos hacemos estas preguntas, podemos reflexionar y hacer anotaciones a lápiz y papel, sistema simple pero muy eficaz para un posterior trabajo.
Invito por tanto a que los dos esposos se hagan preguntas sobre este cambio que pide uno y que el otro parece que se niega a llevarlo a cabo.
Preguntas al que se niega
- ¿Por que el rechazo al deseo de cambio?
- ¿Llegas a pensar que es ridículo lo que te pide tu pareja? Es posible que no quieras o no puedas satisfacer el deseo de tu pareja, pero entonces ¿por qué tienes que desconsiderarlo? Si llegaras reconocer que su necesidad está justificada y es comprensible y viable, seguramente que la situación se distendería mucho, aunque por algún motivo te opusieras a su realización.
- Si siempre estás negándote, erre que erre, de una manera terca, ¿de qué te estás protegiendo? ¿Acaso , si accedieras a los deseos de tu pareja, lo interpretarías como una derrota? Entonces deberías reconocer ante ella que tu comportamiento es incorrecto. ¿Acaso no tienes derecho a cometer faltas? ¿Por qué no? ¿Te sientes inferior a ella? Tendrías que contestar a esta pregunta: ¿has tenido experiencias tan penosas en esta historia por «confesar tus faltas» que ya no quieres que te pillen en ninguna más?
Quizás sencillamente, en vez de buscar refugio en otras cosas, quitarse de en medio, hacer como que uno no está, seguramente habría que hacerse una pregunta: ¿están equilibradas vuestras cuentas de dar y recibir, o hay uno que recibe menos que el otro en la relación?.
Preguntas a quién desea el cambio.
El matrimonio es una sociedad de responsabilidad compartida. El trabajo siempre es de los dos. Así que ahora están las preguntas para la parte que quiere “que mi pareja cambie”
- Cuando dice usted que quiere que su pareja cambie, ¿a qué se está refiriendo, a un cambio tan solo de un comportamiento concreto, por jemplo, hablar en vez de mantenerse en silencio, o los cambios que desea son tan profundos que afectan al otro como persona?
- ¿No podría ser que en su deseo se manifestara una insatisfacción con su pareja no solo muy específica sino incluso fundamental? ¿Será que rechaza el cambio porque tiene la impresión de que tiene que convertirse en una persona totalmente distinta para poder satisfacerle? Esto sería un esfuerzo excesivo, porque si bien es cierto que una persona puede cambiar, también es cierto que no puede salirse de su pellejo para ser otra totalmente distinta. Aquí está la cuestión de la aceptación. Hay que contemplar que uno es una persona que puede cambiar en algunos aspectos, pero no puede cambiar su personalidad.
- Cuando espera un cambio radical en el otro ¿no estarás pensando el otro como un ideal pero no como persona? Cuando nos enamoramos, siempre proyectamos en el otro nuestros ideales. Luego, cuando el amor madura, vemos que el príncipe azul, ya no es ni tan príncipe ni tan azul. Por supuesto que cumplirá muchas cosas de lo que consideramos como ideal. Pero habrá otras que nunca las cumplirá. Ahí es donde está el amor.
Cómo animar el cambio del otro
Estos puntos que se relacionan a continuación facilitaran, en su caso, los deseos de cambio y mejora por parte de los dos.
- Para que mi pareja pueda cambiar, solo lo conseguiré si ella comprende que la acepto, la respeto y valoro básicamente como persona.
- Vamos a pensar a la inversa, que yo también tengo que cambiar.
— Yo tengo que aceptar y comprender que en la vida de pareja hay que adaptarse a las peculiaridades y necesidades del otro.
— Tengo que estar dispuesto/a a realizar esa adaptación y a responder también a las necesidades del otro. - Vamos a ser un poquito autocríticos. Con mis deseos de que el otro cambie, ¿intento responsabilizarle de algo que que debería ser responsabilidad mía?
- Por regla general, no es fácil realizar cambios de comportamiento, pues a menudo el comportamiento ha quedado enraizado en nuestra personalidad a través de nuestra identidad, la educación recibida, los hábitos adquiridos y un largo etcétera. Por este motivo, los deseos de cambio deben ir acompañados de mucha paciencia y comprensión por parte de los dos miembros de la pareja.
- Es muy útil que el miembro de la pareja al que se pide que cambie reconozca lo bueno que hay en ese deseo de cambio para la relación, aun en el supuesto de que no pueda o no quiera satisfacerlo. Si el que va a cambiar desprecia ese deseo del otro por mejorar la relación, está hiriéndole, aunque esté dispuesto a cumplir con ese deseo de cambio.
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