Un matrimonio normal y corriente —no de esos extraños que por ejemplo no quieren tener hijos o no tener vínculos entre ellos— presenta cuatro etapas o estaciones a lo largo de su vida. Es como el ciclo de la vida a lo largo del año en sus cuatro estaciones.
Las cuatro estaciones del matrimonio
- La primavera de la pareja:
la estación de la pareja joven y sin hijos. - El verano:
La estación o fase de la pareja con hijos, la fase familiar propiamente dicha. - El otoño:
la fase de la pareja de mediana edad. Los hijos ya han crecido y han formado su propia familia. Es la etapa también que muchos llaman “nido vacío”. - El invierno:
La estación de la pareja ya anciana.
— ¿Las comento un poco?
1. La estación de la pareja joven.
Veo dificil poner una fecha en esta fase, porque la fase de la vida en común sin hijos se va alargando cada vez más en los últimos años. Aquí es muy importante la salida de la casa de los padres, donde el enamoramiento es algo muy importante pues se consigue aflojar realmente los vínculos con el padre y la madre. Si esto no se consigue por los jóvenes esposos, el hombre y la mujer buscarán en el otro una madre y un padre respectivamente. Y entonces, adiós al amor erótico.
Algo muy importante también en esta primera fase es que se pasa del enamoramiento a la realidad de la vida en común. Ahora tienen que integrar en estos primeros años dos mundos diferentes, integrar jerarquías y valores diferentes —los propios de cada uno— y sentar los cimientos de su proyecto de vida matrimonial. Una etapa realmente vital para el funcionamiento del matrimonio.
2. La estación de la pareja como padres.
Esta es la fase familiar propiamente dicha. Hasta más o menos los cuarenta-cincuenta años de los padres. Aquí la transición más importante es la que va de ser pareja a ser padres. De la relación de dos a la relación de tres o más. Aquí esta relación ya es un poco más compleja y dificil, con muchas complicaciiones que a veces pueden dar lugar a crisis.
Además en esta estación de la vida matrimonial pueden tener lugar numerosos acontecimientos vitales críticos imprevisibles por causa de los hijos, las modificaciones laborales, los traslados, los despidos y cosas por el estilo que ponen a prueba la capacidad de superación del sistema familiar.
Etapa complicada también porque se ponen de manifiesto las viejas imágenes de los papeles de la mujer y del hombre, la madre y el padre, procedentes de la familias de origen —a menudo, absolutamente en contra de lo que tenían pensado los esposos— Debido a esto y al funcionamiento cotidiano de la vida, de la rutina, puede suceder que los esposos se pierdan de vista como marido y mujer.
Perderse esta vista como marido y mujer traerá consecuencias muy desagradables para el matrimonio, pues cuando los hijos ya no estén, los esposos pueden tener y vivir la sensación de ser un extraño cada uno para el otro. Y esto dará lugar al desencanto pues se planterarán ¿que me une a este o a esta?
3. La estación de la pareja de mediana edad.
A partir más o menos de los cuarenta y cinco años hasta los sesenta y cinco aproximadamente. El acontecimiento vital crítico que la caracteriza es el abandono de la casa por parte de los hijos, que conduce a una etapa o estación que llamaríamos postfamiliar, que dura también más o menos los mismos años que la etapa de los hijos y su crianza.
Aquí algunas de las mujeres se reincorporan al mundo laboral o pasan de la media jornada a la jornada completa. Para el hombre de la casa va llegando paulatinamente el final de la escala del éxito profesional, como dicen en mi tierra, «ya está todo el pescado vendido».
Ahora los padres se ven remitidos de nuevo el uno al otro como pareja y deben encontrar un nuevo equilibrio en sus vidas. Estamos en el momento de hacer balance. Es una etapa muy crítica y de aceptación. Es una etapa en la que vamos a tener que pagar si no hemos sabido construir un nosotros entre el matrimonio. Nos vamos dando cuenta de nuestras limitaciones y que la vejez está a la vuelta de la esquina. Estos procesos de envejecimiento pueden ocasionar quebraderos de cabeza a muchas parejas y es preciso afrontarlos.
4. La estación de la pareja anciana. El invierno.
Esta etapa se inicia normalmente al llegar a la edad normal de jubilación. Debido a la esperanza de vida que ya disfrutamos es otra etapa a la que fácilmente podemos estar veinte o veinticinco años, un espacio de tiempo que la mayoría de nosotros no tenemos tan claramente presente. ¿Qué hacemos con el tiempo que vamos a tener?
Llenar este tiempo es una tarea difícil. Especialmente para los hombres a los que el trabajo representaba el sentido de su vida. También hay un problemón con las crisis mal resueltas y reprimidas de las estaciones anteriores a menos que se retomen de nuevo con resolución por parte de los esposos. La decrepitud, la enfermedad y la muerte son acontecimientos vitales críticos que se deben de afrontar.
También es la etapa de la plenitud para aquellos que han sabido hacer un yo, un tú y un nosotros, para aquellos que han sabido como matrimonio ser una sola carne.
Esto es más o menos lo normal en la vida de un matrimonio. Pero también no debemos olvidar las situaciones imprevisibles que nos depara la vida. Una enfermedad incurable, la muerte de un hijo, un divorcio o separación. En fín, muchas cosas que también pueden hacer variar estas estaciones.
— Si está casado ¿en qué estación se encuentra ahora mismo en su matrimonio?