Para un contexto de unos cursos prematrimoniales considerando que vivimos en un mundo acristiano.
Participan novios y parejas que ya están teniendo una convivencia de hecho. Con frecuencia las charlas son impartidas por matrimonios de la parroquia comprometidos en cierta manera en la pastoral familiar.

─ Como matrimonio estáis no solo impartiendo el curso sino compartiendo, acompañando y dando testimonio a las parejas que asisten. Una de las mayores dificultades que podemos encontrar es cómo podemos transmitir lo bueno que es tener a Cristo de la forma más sencilla y natural. La fe no se tiene, la fe se vive.
Puesto que los novios y los que están conviviendo ya han pedido el sacramento del matrimonio, no hay que tener temor alguno a hablar de Dios, pues estamos en el contexto de una vida de iglesia. No hemos de avergonzarnos y ser cobardes renunciando a iniciar las charlas o las reuniones con una oración como pueda ser el padrenuestro. Somos cristianos. Las parejas que asisten a los cursos es porque han pedido el sacramento del matrimonio y quieren casarse en el Señor.
Hablar de Dios de forma sencilla y con el lenguaje de la calle, con el lenguaje de la vida.
─ Casarse por la Iglesia es casarse en el Señor. Los novios que han elegido esto fundamentan por tanto su orientación de vida (es decir su espiritualidad) en la palabra de Dios. En su matrimonio y en su vida familiar se confrontarán con la palabra de Dios, se dejarán iluminar, conducir y estimular por ella. Esto significa que han de conocer a Dios y ver qué nos pide. ¿Qué me pide a mí como padre y como esposo? Que quiera a mi esposa, que cuide de mis hijos…solo me está pidiendo cosas sencillas. No hay que hacer grandes historias.
─ Un matrimonio solamente es viable si ha sabido construir el yo, el tú y el nosotros. Aquí mirad lo siguiente:
- El yo. El don de la autonomía para poder tenerme y darme al otro. Es Cristo que vive en mí.
- El tú. El don de la empatía. Cristo que vive en tí.
- El nosotros. El don de la reciprocidad. Cristo que vive entre nosotros.
Este enfoque nos lleva a algo esencial en la relación: el respeto. Sin respeto no es posible la convivencia. En primer lugar respeto a uno mismo, ─recordad que somos templo del Espiritu─, en segundo lugar respeto por el otro. Y respeto también por nuestro matrimonio, por lo que significa y respeto por el compromiso adquirido al casarnos.
Con respecto al compromiso matrimonial os adjunto un mapa mental. Nosotros entregamos una copia impresa para que la tengan presente en ─por ejemplo en la cocina─ y les esté recordando a qué se han comprometido al casarse. Comentamos que el matrimonio es como un barco. Un barco que, al navegar, si tiene algunas vías de agua, seguramente que se hundirá. En este sentido el matrimonio tiene peligro de hundimiento cuando alguno o algunos de estos compromisos indicados en el mapa no se cumplen.
Ideas para su presentación
─ El uso de las metáforas nos viene bien en estas charlas. Aquí podemos jugar con la metáfora de la construcción de una casa.
Dos personas se encuentran, un yo y un tú. Y ven que pueden construir la casa del nosotros. ¿Qué se precisa para construir una casa? Pero antes de eso, ¿verdad que uno cuando planea la construcción de su casa lo que quiere es construir la mejor casa del mundo mundial?
Pues eso van a hacer estos novios.
Quieren construir una buena casa. Pero como no tienen todavía muchos medios, construirán ahora las primeras habitaciones, lo más esencial de la casa. Luego con el paso del tiempo irán ampliando la casa, añadiéndole plantas y habitaciones.
Pero para que puedan ampliar luego la casa, lo primero que tienen que tener es unos buenos cimientos y pilares. Estos cimientos y pilares son la fe en Cristo. La fe en Cristo nos hace construir sobre roca sólida. Dios nos enseña cuáles son los pilares fundamentales de nuestra vida. Dios nos muestra aquello que aunque vengan tormentas, no se va a hundir nunca, nos enseña a no construir sobre arena.
─ Un matrimonio es sobre todo la ejecución de un proyecto de vida matrimonial.
Atención: Proyecto, de Vida y Matrimonial
PROYECTO, diseñamos algo que con el tiempo tendremos que revisar y adecuar a las circunstancias de la vida. La vida siempre es dinámica. A veces es más que necesario contemplar estos vaivenes de la vida.
Por eso nuestro proyecto es de VIDA, y vida entre dos personas y más que vendrán posteriormente (hijos) y otros con los que habrá que relacionarse (padres de los esposos, amistades, vecinos, familia…) y una vida
MATRIMONIAL, de matrimonio, entre un hombre y una mujer. No de otro tipo de vida.
─ Para este proyecto uno quiere el mejor arquitecto posible. El mejor arquitecto: Cristo y su palabra que nos informará y adecuará nuestro proyecto a nosotros. Ese es el sacramento del matrimonio, la elección de Cristo como arquitecto de nuestra vida matrimonial.
Una casa para ser sólida necesita los mejores materiales. El cemento es básico. El mejor cemento para la construcción de nuestro matrimonio es el respeto, la urdimbre que sostiene un tú, un yo y un nosotros. Previo al amor es el respeto. El respeto nos lleva al conocimiento y el conocimiento a querer y a amar al otro. Donde no hay respeto no hay amor.
Empezamos a construir las primeras habitaciones: la habitación del nosotros, la habitación de la sexualidad, la habitación del trabajo y de la economía. ¿Cómo deseamos estas habitaciones? ¿Cómo las vamos a decorar? ¿Qué enfoque y criterios y cómo pensamos tratarlos en nuestro matrimonio?
Luego vienen las ampliaciones de la casa. La habitación de los hijos, de su educación, de su cuidado. También la habitación de los padres de ambos ¿Cómo se van a relacionar con las familias de origen?¿Qué haran cuando sus padres sean mayores? ¿Los van a honrar ─honrarás a tu padre y a tu madre─? También las habitaciones de la familia, la terraza de los amigos etc.
¡Ah! Se me olvidaba. Cómo ya se ha hecho parte de la casa, y como personas previsoras que somos, tendremos que tener un apartado para su mantenimiento, reparación y conservación. De vez en cuando, limpieza general, un poco de pintura, quitar un desconchón de la pared.
Las reparaciones y el mantenimiento en la casa son la fuerza para perdonar y reconciliarse.
Es imposible que dos personas se amen siempre perfectamente y nunca se diganni hagan nada ofensivo. El perdón es esencial para construir la unidad en la pareja: nos permite ser auténticos, aceptarnos completamente el uno al otro y recomponer la unidad cuando se ha roto.
Otra metáfora. ¿Podemos vivir sin riñones? Es imposible vivir si no tenemos riñones. Los riñones tienen la misión de depurar y eliminar todas las sustancias tóxicas de nuestro cuerpo. Eso es el perdón y la reconciliación en el matrimonio: eliminan las sustancias tóxicas en nuestras relaciones. Así que este es el mantenimiento y reparación de la casa cuando hay goteras.
De vez en cuando tenemos que llamar a un electricista o a un fontanero también. Y esto seguramente porque no sabremos hacer esas reparaciones. Los electricista y fontaneros son aquellas terceras personas, orientadores, amigos formados, sacerdotes, etc que en algún momento de dificultades en nuestra relación podrán ayudarnos.
Ya tenemos construída la casa casi en totalidad. Seguramente nos gustará una amplia terraza ahora que ya todo está más o menos encajado. Esta terraza es nuestra vejez. ¿Cómo la vamos a construir? ¿Qué vamos a hacer y cómo vamos a vivir cuando ya seamos mayores, nuestros hijos se hayan ido para construir sus propias casas y nos quedemos solos el uno frente al otro? ¿Vamos a construir para disfrutar la terraza?