- Fracasar en tu matrimonio es algo sumamente sencillo.
- Depende de qué visión tienes sobre el matrimonio.
- Nosotros nos relacionamos con el mundo según la visión que tenemos de algún aspecto.
- Esta visión determina de qué forma nos relacionamos.
- Según nos relacionemos, las cosas funcionan o no funcionan.
- Tu matrimonio es una relación.
- Es así de simple.
En mi experiencia como Orientador Familiar, y según la literatura al uso, hay 4 enfoques o visiones del matrimonio que hacen que tu matrimonio tenga como única salida el fracaso. Un matrimonio puede fracasar cuando se produce una ruptura o, como existen muchos, continuar de por vida pero sufriendo los cónyuges una relación amarga, llena de frustaciones, rencores, resintimientos … esperando solamente a que llegue la muerte para uno de los cónyuges con la consiguiente liberación del otro.
Afortunadamente hay un quinto enfoque que es el que funciona y hace que un matrimonio sea una experiencia agradable de vida.
Como esposos, todos tenemos la responsabilidad de identificar en qué visión nos estamos moviendo y viviendo para, de acuerdo con nuestro cónyuge modificarla si es preciso para tener un matrimonio gratificante. (A mí no se me ocurre que haya gente que quiera tener un matrimonio desgraciado).
Enfoques del Matrimonio que no Funcionan.
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Visión centrada en mí: Cómo yo me beneficio de la unión.
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Visión centrada en el otro: Yo vivo nada más que para el otro.
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Visión centrada en la relación misma: Nuestra atención está enfocada solamente en la forma de relacionarnos.
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Visión centrada en lo externo al matrimonio: Vivir para las apariencias; la posición económica y social, centrarse en los hijos, etc.
¿Cuál es el enfoque que Sí Funciona?
- Visión centrada en la igualdad entre los cónyuges: Lo fundamental del matrimonio está en el perfeccionamiento personal de ambos, lo que hace una vida apasionante para los dos.
Antes de continuar:
- Cada una de estas visiones o enfoques las desarrollo en un post seguidamente.
- Al final de esta serie de entradas, te entregaré un cuestionario para hacer un chequeo de la visión que tienes de tu matrimonio, con unas recomendaciones de trabajo por si estás interesado en avanzar en tu relación conyugal.
Para tu consideración.
Después de ver estos contenidos te pregunto:
¿En qué te centras tú? ¿Cuál es tu visión del matrimonio? Porque según en lo que te centres y la visión que tengas así te vas a comportar en tu relación conyugal y se generarán expectativas en relación con el comportamiento del otro.
Naturalmente las concepciones de cada uno de los esposos pueden ser diferentes. Todos estos enfoques van a generar disputas, descontentos, frustaciones y conflictos. A excepción únicamente de la centrada en el perfeccionamiento personal de los esposos.
Visión centrada en mí: primer tóxico para el matrimonio.
La única consideración para el cónyuge que tiene esta visión es la de cómo me beneficio yo de esta unión. Mi cónyuge no me importa.
Estas son las personas egocéntricas en su relación. Solamente piensan en yo, yo, y yo. Toda la atención está centrada en ella. El otro solamente está a su servicio. El otro solamente está en el matrimonio solamente para su satisfacción.
Un ejemplo en el caso de los hombres es el del varón que pretende que “su” mujer (su posesión, su cosa) le tenga la casa en orden, tal como él lo quiere: al llegar a casa todo debe estar bien dispuesto; los niños con los deberes terminados, por si le apetece echar un rato con ellos o para dejarlo en paz si es que ha llegado muy cansado del trabajo.
Los cónyuges egocéntricos se caracterizan por:
- Las personas egocéntricas están buscando continuamente el reconocimiento y aprecio del otro. Es muy exigente con su pareja y es dificl de complacer totalmente.
- En el aspecto sexual estos cónyuges son egoístas y en la búsqueda del placer exigen permanente disponibilidad y esperan el sometimiento incondicional del otro.
- En la toma de decisiones predomina la voluntad del cónyuge egocéntrico. Siempre hay que hacer las cosas a su manera, Si por cualquier razón luego no salen las cuentas, el otro cónyuge nunca puede decirle nada, ni mucho menos hacerle críticas o recriminaciones.
- Esta persona es la que, siempre que a él apetezca, uno debe estar a su disposición, para salir, para entrar o para ir a este sitio o al otro. Por supuesto que, si quiere estar solo no contará para nada contigo.
- Este tipo de cónyuge espera ni más ni menos que el otro modifique sus gustos, sus preferencias, sus costumbres, sus ambiciones, para acomodarse a los caprichos y estilo de vida personal que él tiene. Esto no tiene nada de relación de pareja. Te pide que tú dejes de ser tú para estar únicamente a su servicio.
Consecuencias de esta visión del matrimonio
Este tipo de relación tiene unas consecuencias más que funestas -¿os suenan los malos tratos?- Al iniciarse el matrimonio puede ser que el otro cónyuge se rebele, y desde el principio se niegue a someterse. Esto es díficil, porque ya en el noviazgo se habrá sometido. Si se continúa con este tipo de relación , en la vida en común se establece una tiranía donde la única posibilidad de convivencia es que la parte más debil se someta al otro. Así el sumiso va perdiendo fortaleza, iniciativa e identidad propia. Sus posibilidades como persona disminuyen día tras días. Finalmente llega al momento en que ya no puede satisfacer las exigencias y expectativas de su cónyuge. Entonces se convierte en una pieza que ya no sirve, que habrá que cambiar por otra.
Esto se manifiesta especialmente en el aspecto sexual. Si lo importante para el cónyuge egocéntrico es que el otro le satisfaga sus necesidades sexuales, cuando ya la otra persona empiece a perder sus encantos físicos o su vigor, o cuando se agote la novedad, intentará recurrir a otra persona que sí ofrezca los placeres sexuales deseados.
¿Qué pasa cuando el cónyuge del egocéntrico no acepta someterse a la voluntad del otro?
Pues ni más ni menos que están los conflictos frecuentes y violentos. Este es un camino. Hay otro, que también suele darse el cónyuge de una persona egocéntrica: buscar las compensaciones fuera de la relación de pareja. Por ejemplo un extraordinario desarrollo profesional, una vida social muy activa, un afán desmedido por los lujos y las comodidades, una posición sobreprotectora y afixiante hacia los hijos, o lo que es también tan socorrido como una relación extraconyugal.
Esta evitación de conflictos no conduce a nada porque llega un momento en que es tal el distanciamiento con su cónyuge que ya la relación es imposible.
Esta actitud egocéntrica es particularmente frecuente entre los varones que, habiendo crecido en una cultura machista, consideran que el papel propio de la mujer es servirles, obedecerles y atender todo lo relacionado con el hogar y con la crianza y educación de los hijos, para que de esta forma puedan dedicarse a asuntos que consideran de mayor importancia como los éxitos profesionales y laborales o el logro de una posición económica consolidada.
- Siguiente artículo: Visión centrada en el otro.
Mi reconocimiento a Gustavo A. Escobar. Recomiendo especialmente “Hacerse Pareja”. Edit. Trillas.