El cemento básico en todo matrimonio es el compromiso. Si no hay compromiso con tu cónyuge y con el matrimonio mismo, estás casado, pero no tienes un matrimonio porque sencillamente no funciona. Es más, la falta de compromiso por parte de uno de los esposos o por parte de los dos lleva irremediablemente al fracaso en la relación.
Por más vueltas que le demos, al final el éxito o fracaso de todo matrimonio dependerá del grado de compromiso que han establecido entre ellos dos y con el matrimonio mismo. Sí, sé que me estoy repitiendo. Pero me repito para que quede más constancia de ello. Algunos como que no se les mete esta idea en su cabeza.
La vida es compleja y está llena de dificultades y cuanto más entre la relación de dos personas. Obstáculos, diferencias, dificultades, limitaciones, traumas, trabas y problemas de toda índole, siempre, siempre podrán superarse y tratarse por parte de los esposos si estos están realmente comprometidos, si quieren hacer presente ese compromiso que —¿adquirieron?— cuando se casaron. Aquí quiero ser bien pensado y creer que cuando se casaron eran totalmente conscientes de a qué se estaban comprometiendo.
Cuando los esposos no coinciden como era de esperar, es evidente que se necesita una actitud comprometida que les permita superar las diferencias. Y si hablamos de semejanza entre ellos, podemos comprobar que con el paso del tiempo, y terminadas las tonterías del enamoramiento, se empieza a descubrir que a lo mejor ya no hay tantas semejanzas entre ellos como pensaban y entonces empiezan las dificultades. Y estas dificultades solamente se pueden superar con la calidad del compromiso que tienen entre ellos.
El compromiso
Para los esposos este término tiene un doble significado:
— “Convenio entre litigantes”, pues en cierta medida cada uno de los esposos son personas distintas que llegan al matrimonio.Con sus ideas, su formación, su historia, “sus películas”…etc.
— “Obligación contraída, palabra dada, fe empeñada”
Más elocuente son los términos integrantes de compromiso: “con” y “promesa”, o lo que es lo mismo, la certeza de que algo se va a cumplir. Y para que algo se cumpla he de cumplir con las cosas concretas para que así sea.
Si somos personas adultas —¿realmente lo son algunos—, hemos de ver la realidad. No podemos tener las expectativas de ser felices toda nuestra vida porque en un momento nos casamos y nos hicimos muchas y bonitas promesas de amor. Eso pasa en los cuentos chinos. En la realidad, si quieres disfrutar de un buen matrimonio tienes que luchar por ello y cumplir tu compromiso.
En un matrimonio el compromiso es el empeño con el que contribuye cada uno de los esposos para conseguir una relación madura, no por lo que se espera del otro, sino por la intención de cumplir cada uno con lo que le corresponde.
Todo compromiso exige resonsabilidad. Responsabilidad significa dar respuesta. Y aquí es dónde muchos de los esposos se evaden y no quieren dar respuesta.
¿Eres de los que se quitan de en medio y no cumple?
Como personas normales y corrientes no nos gusta comprometernos. No nos gusta el compromiso. No le demos más vueltas. Pero es aquí donde uno demuestra que es una persona adulta. ¿Te suena eso de «se nos acabó el amor»?
Con lo torpes que somos para muchas cosas es curioso lo listos que nos convertimos cuando no queremos cumplir:
— Qué le voy a hacer si así soy. Así nací y así voy a morir.
— Eso es lo que se está haciendo ahora y siempre.
— Es que soy un hombre, y los hombres somos así (lo mismo en el caso de mujeres).
— Eso no es asunto mío. Las cosas se hacen así, y por tanto…
En realidad lo que ponemos de manifiesto es que somos muy ingeniosos para evadir nuestra responsabilidad personal. Podemos mentirnos y mentir, inventarnos más y más cosas, poner todos los pretextos que se nos ocurran, pero, lo cierto es que simple y llanamente estamos incumpliendo nuestra reponsabilidad personal.
Para ir terminando quiero poner también de manifiesto cómo muchos de los esposos que evaden su compromiso se refugian en la institución matrimonial. Especialmente pasa con los hombres. Para muchos maridos, su señora (su posesión) debe estar incondicionalmente a su servicio (porque para eso están casados), pero en cambio es muy poca la disposición que ellos tienen para establecer una relación de mutuo compromiso.
Quedan todavía muchas cosas en el tintero sobre qué significa el compromiso en una relación conyugal, en un matrimonio. Estas son para abrir boca. Sí quiero decir a los cuatro vientos que, se necesita siempre dar una respuesta, lo que hablado antes de la responsabilidad, en el matrimonio por parte de los dos esposos. Si la respuesta es solamente por parte de uno, lo más cierto es que el matrimonio va a fracasar. Cuando se produce este fracaso es que el matrimonio está muerto,
puede ser que los esposos no se separen, o no se divorcien. A veces hay “muchas cosas que guardar”. Lo que sí vivirán entonces este hombre y esta mujer —ya no serán esposos y una sola carne— será una soledad compartida.
Mi pregunta:
En tu papel de esposo o de esposa ¿eres de los que evaden su compromiso matrimonial?